Ayer por fin llegó a España Super/Man: La historia de Christopher Reeve, para mí la película más esperada del año. Un documental dirigido por Ian Bonhôte y Peter Ettedgui, que nos muestra cómo el hombre que llevó la famosa capa roja, abrazó el heroísmo fuera de la pantalla al aceptar su propia vulnerabilidad.
Christopher Reeve estudió en la Princeton Day School, donde ejercía de ayudante del director de la orquesta de la institución, además de cantar en un coro local en el que templó su buena voz de barítono, y de trabajar regularmente desde la adolescencia como actor (debutó con 15 años en el Williamstown Theatre Festival).
Prosiguió su formación artística en la Universidad de Cornell, donde se especializó en teoría musical e inglés. Durante esa época, Reeve pasó un tiempo estudiando teatro en Londres y París. En su último año en Cornell, Christopher fue uno de los dos estudiantes admitidos (su gran amigo Robin Williams fue el otro) en la famosa Juilliard School of Performing Arts de Nueva York. Mientras Reeve continuaba con sus estudios y actuaba en la telenovela Love of Life, encontró tiempo para hacer una audición y ganar un codiciado papel en A Matter of Gravity, una obra teatral en Broadway protagonizada por Katharine Hepburn en 1976. En ese momento, las exigencias de su carrera se habían vuelto tan grandes que Reeve se vio obligado a renunciar a su último año en Juilliard. Ese mismo año, Reeve fue a Los Ángeles y consiguió un pequeño papel en Alerta roja: Neptuno hundido, una película de aventuras submarinas con Charlton Heston, David Carradine, Stacy Keach y Ned Beatty. De vuelta en la ciudad de Nueva York, participó en la producción fuera de Broadway My Life.
Fotografía del día en el que se hizo público que Christopher Reeve era el elegido para interpretar a
Superman. Sardi’s Restaurant de Nueva York, el 23 de febrero de 1977.
Faltaban menos de ocho semanas para el inicio del rodaje, y un frenético Ilya Salkind contactó con Donner, para convencerle en programar una prueba de pantalla adecuada en el estudio, para el actor neoyorquino que tanto había impresionado al productor. Salkind siempre recuerda las persistentes dudas del director: «Dick siguió insistiendo en que Chris era demasiado joven, y Pierre estaba de acuerdo con él, a juzgar por las fotografías, pero les recordé a ambos que teníamos opciones para muchas más películas de Superman, y que una cara relativamente nueva para el papel, lo haría más creíble para el público».
Cuando Reeve llegó a Londres, fue recibido en el aeropuerto por Monique, la entonces esposa de Spengler, que se dirigía al estudio para almorzar. Y su reacción intuitiva, transmitida a su esposo tan pronto como llegó, fue que Chris era un golpe de gracia. Sin embargo, la reacción de la mujer no alivió la preocupación de Donner de que Chris era demasiado joven y delgado.
A la izquierda vemos a Christopher Reeve durante su audición. En tal sólo dos meses y medio (foto de la derecha), Reeve cambió considerablemente su físico.
Todo eso cambió con la prueba de pantalla de Reeve. Como Clark Kent, con un traje de franela y zapatos de punta negros, cabello engominado y gafas, la caracterización de Chris del reportero afable fue increíble, el equilibrio perfecto entre sinceridad y torpeza. Y como Superman, era como si el personaje hubiera saltado de las viñetas pese al físico del actor, había nacido para interpretar al Hombre de Acero. Fue crucial para el éxito de la película. Con una buena iluminación y maquillaje profesional, y unos meses de gimnasio bajo la tutela de David Prowse (Darth Vader en la trilogía original), ya no parecía demasiado joven ni demasiado flaco. Christopher Reeve se mostró finalmente como la encarnación definitiva de Superman.
«Su Superman es elegante, atento, caballeroso y transmite la clase de
luz imprescindible para el personaje» cita de Antonio Monfort, autor del libro Secret Origin: Historia y evolución de los
superhéroes.
Desde que quedó paralizado en un accidente en una competición ecuestre el 27 de mayo de 1995, Christopher no sólo puso un rostro humano a la lesión de la médula espinal, sino que motivó a los neurocientíficos de todo el mundo a investigar las enfermedades más complejas del cerebro y el sistema nervioso central.
Trágicamente, Christopher Reeve falleció el 10 de octubre de 2004 de una insuficiencia cardíaca. Pese a todo, su legado le ha llevado a pasar de ser el hombre que hizo de Superman, al hombre que se hizo Superman.
Excelente post y excelente lectura, crack! Me alegro de que te gustara y lo disfrutaras junto a tu mujer. Yo solo pensaba formas de reprimir las lágrimas para que la gente no viera el espectáculo dantesco de ver a un señor mayor abandonar una sala de cine ROTO. No te chirrió la ausencia total y absoluta de Margot Kidder?
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tus palabras!
EliminarLa verdad es que no, porque entiendo que sólo fueron compañeros de trabajo, y en el documental sólo aparecen los más cercanos a él.