Cuando
George Lucas estrenó la primera película de Star Wars, elevó el
concepto de blockbuster a la enésima potencia. Sembró un
precedente de unir la mercadotecnia al estreno de una película, incrementando
los ingresos de ésta. Toneladas de merchandising llegaron a
las jugueterías, papelerías, quioscos... La inyección financiera que sigue
recaudando la saga galáctica más famosa ronda los 20.000 millones de
dólares. La comercialización de productos
con licencia ha evolucionado de manera casi sobrenatural, al igual que la
variedad de estos. Con La Guerra de las
Galaxias llegaron las figuritas de los actores, bustos, fiambreras, platos,
llaveros e incluso réplicas. Hoy en día, muchos de estos productos se han
convertido en objeto de deseo de coleccionistas y aficionados llegando a
alcanzar grandes cantidades de dinero. Lo resumiría diciendo que, en Hollywood
no se concibe ningún evento cinematográfico importante sin estar ligado
al merchandising.
La mercadotecnia es
uno de los pilares fundamentales de la industria cinematográfica moderna. Los
productores dependen en gran medida de ella para vender películas. Permite al
productor mantener la película en la mente del público antes y después de su
paso por las salas de cine. Y en el caso de rodar una secuela, ya te aseguras
el visionado por parte del público. Es un método comercial que ayuda a expandir
las fuentes de ingresos. Las películas modernas ya no sólo ganan dinero a
través de la taquilla y los posteriores lanzamientos en formato doméstico,
también lo hacen a través de juguetes, programas de televisión, adaptaciones a
videojuegos, entre otros muchos. Por lo general, la mercadotecnia tiene que
estar relacionada con una gran franquicia y con una base de fans activa
preexistente para tener éxito. El merchandising también se puede utilizar
como herramienta en una campaña de marketing más amplia, incluidas
entrevistas, anuncios, carteles y marketing viral. Si una persona ve a
alguien con una camiseta de Superman: The Movie, es posible que
despierte su interés lo suficiente como para pagar una entrada para ver la
película. Por lo tanto, el merchandising es una forma de publicidad por
la que paga la propia audiencia.
Warner
Bros. se dio cuenta de que estaba a punto de lanzar un film basado en uno de
los personajes más conocidos del mundo, y cuando sus directivos vieron una
versión preliminar de la película, se dieron cuenta de que era realmente buena.
Así que se pusieron a trabajar de la misma forma que Lucasfilm. Además del
estudio de cine Warner Bros., Warner Communications también era propietaria de
Warner Books, Warner Television, Warner Bros. Records, Atari, Licensing Corp.
of America y DC Comics, y en 1978 todos comenzaron a vender artículos de
Superman. Era una tarea difícil, pues en esa década, Superman no estaba en la
cúspide de su popularidad, ya que Marvel comenzó a publicar cómics de los
Cuatro Fantásticos y Spider-Man en los 60, dejando al Hombre de Acero un poco
desfasado. Las ventas de Action Comics y Superman habían estado cayendo
constantemente desde 1965 y, a finales de los años 70, realmente no eran nada
especial.
Superman tiene ventajas y desventajas a nivel comercial. La mayor ventaja
es su reconocimiento global, no tienes que presentárselo a nadie; todo el mundo
sabe quién es y lo que puede hacer. La mayor desventaja es que Superman no
tiene un elenco de personajes secundarios con enganche. Todos saben quién es
Lois Lane, pero la gente comienza a confundirse con Jimmy y Perry. El listado
de enemigos también es escaso, todos conocen a Lex Luthor pero si le pides a
una persona cualquiera que nombre a tres villanos más, estoy seguro de que no
sabrá contestarte. Y reconozcámoslo, Luthor no tiene el tirón del Joker.
Resumiendo, todo lo que se fabrique sobre el Universo de Superman, tiene que
tener a Superman sí o sí.
La gran cantidad de productos de Superman que se lanzaron al mercado de
forma paralela al lanzamiento de la película representó todo un filón de oro
para Warner. Se convirtió en una importante fuente adicional de ingresos. En
1978 los niños eran los consumidores de estos productos, y ahora de adultos los
adquieren movidos por la nostalgia. Superman se terminó estrenando
en Navidad, hecho que impulsó las ventas de objetos relacionados con el
personaje.
Debió
ser genial vivir el estreno siendo un fan y ver en todos los sitios artículos
de la película. No hacía falta residir en Estados Unidos, me atrevería a decir
que uno de los países en los que hubo mayor presencia de mercadotecnia de la
película fue en España. Recordemos que sólo en nuestro país hubo una
figura de acción con la licencia del film: el patrio Madelman. Ni siquiera la
de Mego tuvo ese privilegio.
Fotografía de los cines Capitol de Madrid (marzo 1979).
El
mercado que abarcó Superman: El Film era
muy extenso, incluyendo las licencias de mochilas, estuches, cualquier tipo de
material escolar, ropa, accesorios… Los niños juegan con muñecos por la
tarde, desayunan con sus tazas y van a la cama con sus pijamas. «Sí le, no
le, no le, sí le…» ¿Os acordáis de eso? Diría que era una de las cosas más
escuchadas en los recreos. En los patios de los
colegios sólo había niños intercambiando los cromos de Fher y Panrico, o
las chapas de Coca-Cola. Y de vuelta al aula, los apuntes estaban en los
cuadernos y los archivadores del largometraje. La licencia de Superman estuvo
presente en innumerables colecciones.
El punto final a todo este aluvión de mercadotecnia fue la llegada de la película en formato doméstico. En 1979, WCI Home Video (ahora Warner Home Video) emitió Superman en VHS, Betamax y Laserdisc. Sin embargo, la película se recortó a una duración de 127 minutos a modo de compresión de tiempo, ya que algunas de las escenas sin diálogo se aceleraron y la mayoría de los créditos finales de la película se eliminaron, reemplazándolos por una versión reducida tomada del lanzamiento en 8 mm. Esta reducción de tiempo fue necesaria debido a las limitaciones tecnológicas de los videocasetes de ese momento. La película no estaría disponible sin comprimir hasta 1983.
Primera edición en formato doméstico (VHS) en España, año 1984.
Salió a la venta a un precio de 9800 pesetas.