Con motivo del estreno en HBO Max de la nueva película Superman de James Gunn, el Espacio Movistar de Gran Vía, en Madrid, acogió una pequeña exposición dedicada al kryptoniano. La promoción la describía como una «experiencia inmersiva», aunque lo que me he encontrado esta tarde ha sido algo mucho más sencillo: un montaje breve, sin el peso ni la emoción que uno espera al hablar de Superman.
El espacio recreaba la redacción del Daily Planet, con mesas, tipografía clásica y una gran pantalla donde se proyectaba el tráiler de la película. Al fondo, una figura de tamaño real de Superman acompañado por Krypto servía como principal reclamo para las fotos, junto a un kiosco que exponía varios ejemplares del periódico. El ambiente era agradable, pero en conjunto la exposición dejaba una sensación de inmediatez: más decorado que contenido, más escaparate que homenaje.
Lo más llamativo era el periódico ficticio del Daily Planet, impreso a propósito para la ocasión. En otros países se entregaba como recuerdo; en Madrid, sin embargo, no se permitía coger ninguno, un detalle que resume bien el enfoque de la muestra: visual, rápido y sin demasiado fondo. Y quizá por eso la comparación resulta inevitable...
En 2013, con el estreno de Man of Steel, El Corte Inglés de Preciados montó una exposición con trajes originales de la película, utilería y material de rodaje, incluido el uniforme que Henry Cavill llevó en pantalla. Años después, con Batman v. Superman: El Amanecer de la Justicia, la Plaza de Colón se llenó de fans para ver los trajes de Superman, Batman y Wonder Woman en una instalación que sí respiraba la magnitud del mito. Aquellos montajes se sentían como verdaderas celebraciones, pensadas para emocionar al fan y transmitir el legado cinematográfico del personaje. En comparación, lo del Espacio Movistar parece casi anecdótico. Pero aun así, hay algo conmovedor en ver el emblema del héroe brillar otra vez en el corazón de Madrid.
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