Tras el éxito del Superman de Christopher Reeve, los Salkind decidieron apostar por un spin-off que diera protagonismo a la prima de Kal-El. Así nació Supergirl, estrenada en 1984 y dirigida por Jeannot Szwarc. En teoría, debía ampliar el universo cinematográfico de Superman y, al mismo tiempo, atraer a un público femenino que hasta entonces no se había visto reflejado en las películas del género. Sobre el papel, era una jugada inteligente pero en la práctica, acabó siendo uno de los capítulos más accidentados y decepcionantes en la historia de las adaptaciones de DC Comics.
Helen Slater junto al productor Ilya Salkind.
Como os decía, estaba en la voluntad de los Salkind repetir la fórmula que había funcionado con Superman. Contaban con la experiencia de haber producido las anteriores entregas, sin embargo, Supergirl no recibió el mismo apoyo financiero ni creativo que las películas de Reeve. El guion, escrito por David Odell, mezclaba ciencia ficción y fantasía con toques de magia oscura, pero resultó confuso y poco coherente. El director, Jeannot Szwarc, venía de trabajos tan dispares como Tiburón 2 o En algún lugar del tiempo, pero no logró imprimir la épica ni la emoción que la historia requería. El reparto era un cóctel extraño: Helen Slater, una actriz prácticamente desconocida, fue la elegida para encarnar a Kara Zor-El; a su lado, nada menos que Peter O’Toole como Zaltar y Faye Dunaway como la villana Selena. A primera vista, un lujo; en la práctica, un desastre. Dunaway sobreactuó hasta la caricatura, O’Toole pareció desorientado, y aunque Slater mostró entusiasmo y dulzura, la propia película no le permitió brillar como merecía.
El presupuesto de unos 35 millones de dólares, se mostró insuficiente para las ambiciones del proyecto. Los efectos especiales cumplen en escenas concretas —como el primer vuelo de Kara en la Tierra, que aún hoy conserva cierta magia—, pero otros pasajes revelan carencias técnicas notorias. Ni siquiera la música de Jerry Goldsmith, potente y pegadiza, pudo maquillar las deficiencias de la película.


Helen Slater coincidió con Christpher Reeve en la premier de Superman III. Después del fracaso de la tercera parte, Reeve agotado declinó la oferta de aparecer en la película de Supergirl.
La trama que tanto estoy criticando, arranca en Argo, un fragmento de Krypton que sobrevive en el espacio bajo una cúpula dentro de un universo de bolsillo. Allí viven Zor-El (Simon Ward) y Alura (Mia Farrow) con su hija Kara, que mantiene una estrecha relación con el científico Zaltar. Durante un accidente, el Omegahedron —fuente de energía de la ciudad— es expulsado al espacio y va a parar a la Tierra. Sin esa esfera, Argo está condenado a perecer, y Kara decide emprender un viaje para recuperarlo.
En la Tierra, con Superman de misión en otra galaxia, el Omegahedron cae en manos de Selena, una bruja ambiciosa que ve en el artefacto el medio para alcanzar un poder ilimitado.
Kara, que al llegar se transforma mágicamente en Supergirl con un traje idéntico al de su primo, descubre sus habilidades bajo el sol amarillo en una de las escenas más bonitas de la película, donde se la ve «bailando» en el aire. Bajo la identidad de Linda Lee, Kara se integra en un internado femenino donde conoce a Lucy Lane (hermana menor de Lois, e interpretada por Maureen Teefy) y a Jimmy Olsen (novio o pretendiente de Lucy), interpretado por Marc McClure en un intento de conectar la cinta con el universo de Superman. También aparece Ethan (Hart Bochner), un jardinero que, tras beber una poción de amor destinada a que cayera rendido ante Selena, acaba enamorándose de Supergirl. Esta subtrama romántica, con secuestros absurdos y momentos casi paródicos, ralentiza el ritmo y resta seriedad a la historia principal.
Sin venir a cuento, Kara no sólo sabe que su primo está vivo y que en la Tierra se le conoce como Superman, sino que también está informada de su doble identidad como Clark Kent.

En este universo cinematográfico, Lois Lane tiene dos hermanas. La primera se menciona en Superman: The Movie, aunque nunca se da su nombre; sólo sabemos que está casada y tiene gatos. A modo de lectura personal, esta descripción encaja con Lucille Tompkins, personaje de la Edad Dorada de los cómics. En Supergirl, aparece Lucy Lane, la hermana menor de Lois introducida en la Edad de Plata y consolidada en el canon desde entonces.
El clímax llega cuando Supergirl es derrotada y enviada a la Zona Fantasma, donde se reencuentra con Zaltar. Allí, el sabio expía sus errores ayudándola a escapar, aunque pierde la vida en el proceso. Kara regresa para enfrentarse a Selena, derrota sus poderes mágicos y devuelve el Omegahedron a Argo, garantizando la supervivencia de su pueblo antes de despedirse y regresar al universo de bolsillo.
La película apenas recaudó unos 14 millones de dólares, muy por debajo de lo invertido. La crítica fue implacable: calificaron la historia de absurda, la dirección de insulsa y las interpretaciones de histriónicas. Ni siquiera alcanzaba el nivel de Superman III, con momentos de entretenimiento más dignos. Décadas más tarde, en 2015, el personaje resurgió con fuerza gracias a la serie de televisión Supergirl, protagonizada por Melissa Benoist, que durante seis temporadas ofreció una versión actualizada y correcta de la kryptoniana.
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