martes, 27 de mayo de 2025

El vuelo dividido de Superman II: Donner y Lester

Superman II es mucho más que una secuela de uno de los grandes éxitos del cine; es un reflejo fiel del conflicto entre el arte y la industria, entre la visión épica de un autor y las concesiones impuestas por los intereses comerciales. Nacida de un proceso de producción complejo, largo y turbulento, la película arrastra consigo dos almas en conflicto: la versión majestuosa, emocional y profundamente humana de Richard Donner, y la reinterpretación más ligera, cómica y populista de Richard Lester. La historia de Superman II no puede separarse de su accidentado desarrollo ni de los dramas que sacudieron su creación. Lo que el público vio en cines en 1980 fue sólo una parte de la historia. La otra, reprimida durante décadas, salió a la luz en 2006 con el lanzamiento de Superman II: The Richard Donner Cut, una suerte de justicia poética que, si bien llegó tarde, reivindicó una visión más coherente con el espíritu original del Hombre de Acero.

Cartel oficial (edición española) dibujado por Dan Goozee.

De izq. a drcha.: Carteles tailandés y egipcio. Variantes del diseño de Goozee.

La historia comenzó mucho antes de 1980. Cuando Superman: The Movie fue concebida por los productores Alexander e Ilya Salkind junto a Pierre Spengler, no planearon una, sino dos películas interconectadas desde el principio. Se trataba de un ambicioso proyecto dividido en un guion de más de 500 páginas escrito inicialmente por Mario Puzo, autor de El Padrino. Aquel borrador fue reescrito posteriormente por David y Leslie Newman y por Robert Benton. Más tarde, el director Richard Donner, contratado por un millón de dólares para dirigir ambas entregas, incorporó al guionista Tom Mankiewicz para pulir el texto y darle la dignidad épica que el personaje merecía. Desde el primer momento, Donner imprimió una dirección más sobria, adulta y emocional a la historia, alejándose del tono Camp de las viejas series de los años 40 y 50.


De izq. a drcha.: Richard Lester, Gene Hackman y Richard Donner charlando durante el rodaje en Canadá.


De izq. a drcha.: Christopher Reeve, Richard Donner, Margot Kidder, Richard Lester, Pierre Spengler e Ilya Salkind.

martes, 20 de mayo de 2025

Superman flotante de 1979, una joya que encontré en Lulu Berlu

De la tienda de coleccionismo parisina Lulu Berlu, llegó a mis manos una auténtica joya: un Superman de 1979 fabricado en la antigua Alemania Occidental por Magneto KG. A simple vista parece una figura sencilla del Hombre de Acero en posición de vuelo… ¡Pero se mueve como por arte de magia sin tocarlo!

El secreto está en los imanes. Pones la figura de 5 cm sobre una superficie lisa (una tabla o una mesa, por ejemplo) y, con otro imán oculto bajo esa superficie, puedes hacer que Superman «vuele» por el escenario moviéndolo desde abajo. Es un truco tan simple como ingenioso, típico de esa época: sin pilas, sin motores, solo física básica y mucha imaginación. Y oye, funciona sorprendentemente bien. Da la sensación de estar guiando a Superman en pleno vuelo, como si tuviera voluntad propia. 


Para los fans del coleccionismo vintage, es una pieza curiosa, rara de ver completa y con ese toque de juguete didáctico con magia casera. Y además, es de finales de los 70, cuando todo se hacía con materiales simples y diseños creativos. Una de esas maravillas que, aunque no «haga mucho», te hace sonreír al instante. Si sois fans de Superman y os gustan los objetos raros y con historia, este es de los que no deberían faltar en la vitrina.

lunes, 19 de mayo de 2025

«Otis, la capa del señor»

Somos muchos los seguidores de Superman que seguimos escudriñando los entresijos de las cuatro películas originales. Entre ellos está Martin Lakin, un kryptoniano del Reino Unido que desde hace años gestiona el blog Supermania Capedwonder Europe. Él me ha cedido el siguiente artículo sobre el traje que llevó Christopher Reeve para que lo tradujera y lo adaptara al español, complementándolo con información adicional y más material fotográfico.

martes, 13 de mayo de 2025

El superhéroe articulado que vigilaba desde la pared

En las décadas de 1970 y 1980, las habitaciones infantiles se llenaban de color y fantasía con las figuras troqueladas articuladas de cartón. Estos elementos decorativos —que hoy evocan una profunda nostalgia— eran habituales en las paredes y puertas de los dormitorios infantiles. Se trataba de recortes de cartón impresos con personajes populares, animales o motivos festivos, recortados con silueta y montados con pequeñas uniones metálicas que permitían mover brazos, piernas e incluso cabezas. Esa articulación les daba vida y las convertía en algo más que una simple imagen: eran figuras que se podían «jugar» y colocar en diferentes posturas, alimentando la imaginación de los más pequeños. Entre todos los personajes que protagonizaron estas figuras, Superman fue uno de los más emblemáticos, impulsado por el éxito rotundo de las películas protagonizadas por Christopher Reeve. Su traje azul, la capa roja ondeando y la inconfundible «S» en el pecho adornaban innumerables dormitorios. Estas figuras articuladas permitían recrear las hazañas del Hombre de Acero: volando, salvando el mundo o simplemente posando en la pared como el guardián del cuarto.



Curiosamente, algunas de estas figuras no contaban con licencia oficial de DC Comics. Se presentaban bajo nombres genéricos como «Superhéroe», e incluían emblemas modificados para evitar problemas legales, pero que escondían el verdadero escudo de Superman bajo un adhesivo: bastaba despegarlo para revelar la icónica insignia, en un guiño casi travieso para burlar el copyright.



Estas figuras eran producidas por diversas editoriales y fabricantes de artículos decorativos. Se vendían en papelerías, tiendas de juguetes y mercerías, y a menudo se incluían como obsequios en revistas infantiles o se ofrecían como material promocional en eventos escolares y festividades.

Aunque con el tiempo fueron reemplazadas por otros tipos de decoración más modernos, las figuras troqueladas articuladas dejaron una huella imborrable en la memoria de quienes crecieron en esas décadas. Hoy en día, son objetos de colección buscados por aficionados al vintage y al coleccionismo de artículos retro. Su encanto reside no solo en su diseño y colorido, sino también en la capacidad de evocar una época en la que la imaginación y la creatividad eran protagonistas en la decoración infantil.